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Preparamos nuestras sombrillas para no empaparnos de todo en la primera lluvia de ideas que hicimos, que cosas nos interesan individualmente y con que de esas cosas también quieren mojarse los demás.  En un primer aguacero aparecieron las temáticas en torno a la manipulación, el encierro, la vanidad, la sexualidad y a partir de ejercicios prácticos en torno a la exploración de diferentes lenguajes (sonoro, visual y audiovisual) fuimos decantando esos universos personales, acercándonos a un mismo universo colectivo. 

El formato de las miniaturas, vídeos cuya única pauta es que su duración no exceda el minuto, fue el primer recurso que utilizamos para plasmar(materializar) una idea, solo una. Hicimos tres miniaturas en las que exploramos diferentes posibilidades y desarrollos diferentes de esos universos con los que nos estábamos empapando. También, pensando en la composición llegamos a ejercicios de fotografías e imágenes que tenían la misma premisa de la miniatura: una sola idea. Después y, por último, llegamos a la exploración sonora de un espacio que fue apareciendo entre cada llovizna: el baño. Sonido en el baño, desde el baño, por el baño.  

Una vez llegado este punto del proceso, había tres universos en este cosmos que habíamos creado, el mismo paraguas para aguaceros diferentes. 

 

De estos tres universos más los diálogos entre cada ejecutante en torno al problema de la acción, del registro, del mundo audiovisual y de la iluminación, sale a la luz un producto, una película, un cortometraje que es posible gracias al proceso de creación de obras de pequeño formato: todos fuimos directores, guionistas, camarógrafos, directores de arte, vestuario y maquillaje, cada uno fue todos desde su casa.  

A partir de las claridades que surgieron en esta triada de entregas (más adelante la llamamos tríptico) nos abrimos a la posibilidad de hacer otro trabajo que además de hacernos aprovechar el tiempo en pro de la creación, cumple con una de las necesidades que tenemos como artistas escénicos en medio de una cuarentena: las tablas, tener así sea una persona de público.  

Pensando en esto decidimos navegar el formato del unipersonal, una pieza de pequeño formato pensada para ser presentada en un espacio vacío por un único ejecutante a un único espectador; bajo unas pautas muy precisas y, pensando en una obra de muy pequeño formato, definimos los límites de nuestra creación: nueve metros cuadrados de espacio escénico, con una iluminación general, dos objetos y máximo 5 minutos en escena. 

MINIATURAS

BLOOPERS

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